lunes, 30 de julio de 2012

UN PAÍS MANCHADO DE OSCURIDAD.


Donde oculta sus muertos, un país esconde sus miserias. Donde no entierra a los muertos, entierra sus secretos y condena su futuro. Muchos países son oscuros, y tantos otros se están contagiando. Ya no es en vano, las masacres se han esparcido. Se ha hecho un cultivo en las nuevas generaciones. Ciertos odios y muchos rencores que no se han resuelto. Se están repitiendo. La Historia vuelve a empezar.
Un país manchado de oscuridad condena al eterno mismo instante. Impide que el reloj pase a la siguiente hora. Acuesta en sus sombras a la posible virtud, condena en su cruz al crecimiento. Y al potencial. Un país que no mira hacia atrás, comente los mismos errores. Un país sin sus rencores resueltos es un país que tiene secretos, escondidos. Perdidos en el tiempo, difíciles de recuperar. Heridas por cicatrizar. No sólo desaparecidos.
Una cultura que se ha ofendido. Una Historia que se ha mal escrito, intencionadamente. Para burlar a los inteligentes, para cosechar ignorancia. Y ocultar las ganancias de los que han robado, de manera sistemática. Un país manchado por la oscuridad tiene una enfermedad que se hace crónica, con las generaciones manchadas de dolores. Ignoradas en sus derechos y esclavizadas en su economía. Un país sin garantías, donde las posiciones las establece el viento. Según sople.
Un país que tiene su suelo manchado. Porque ha sido robado, ultrajado y vaciado. Desde sus riquezas hasta sus pobrezas. Un país que no se ha sabido defender, porque su pueblo se cae a los pies de los que gobiernan, para sí. De los que se saben reír porque no hay justicia que los persiga. Y no es sólo en esta esquina del mundo que pasa, es en todas partes que se alcanza este nivel de oscuridad. Donde hay riquezas y donde no las hay. Donde reina la pobreza o se cultivan las carencias. Allá donde se consume lo que se comercia.
La mancha es amplia. Alta y profunda. Inversamente proporcional a la cantidad de riquezas que quedan por explotar. Cuanto menos hay, más será la oscuridad. Y más cruel la guerra. Ya no podemos administrar, sólo se sabe robar. Asesinar. Y engañar. Para quitarle al que tiene, en vez de educar al que no tiene. Para esclavizar al que se puede, o morir en el intento. Un asesino encubierto entre las sombras de un país en broma.
Un país debe madurar, sino será una colonia. Un país hecho en broma que ya no causa gracia. Sus manchas está a flor de piel. Sus escamas están en los pies, y las yagas en la boca. Un país que ya no explora, sólo importa y es invadido desde afuera. Pierde, como consecuencia, su propia identidad. Y se deja avasallar por las bolsas de los peores.
Porque es un país que no sabe responder a su oscuridad. Que no puede entender que no hay otra salida. La más convenida y conveniente es la ser un país reluciente para darle futuro a sus generaciones.
Un país plagado de rencores. Lleno de oscuridades. No puede ser tan cobarde de mirar hacia el costado.
Debe ser responsable de darle un lugar seguro a sus miembros.

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