lunes, 30 de julio de 2012

EN UNA MENTE RACIONAL... ¿entra la Fé?


Hoy sigo molestando con mis preguntas. Hoy sigo impacientando a aquellos lectores que esperan encontrar unas líneas interesantes sobre las profundidades de la vida, y les doy unas pocas palabras inquietas sobre las cuestiones cotidianas de aquellas personas vivas.
Para los que esperan con Fé encontrar unas buenas letras, otra vez los decepcionaré, esta vez les doy estrofas de una vida inquieta. La de una amiga. Que espera y no desespera, que se ríe cuando le digo que tenga Fé en la Providencia. Y me olvido que es una mente racional, en un cuerpo femenino. Una mente escultural, producto de la lógica y la experiencia de vida. Una persona magistral que espera... y no se anima a desesperar.
Y, para no perder oportunidad, le sugiero que tenga Fé. Es una mente racional, ¿de qué le estoy hablando? tal vez de la Esperanza, del Dar, de lo que se merece y lo que me encantaría que recibiera. De lo que sueña y ojalá, algún día, vuelva a vivir. De la Trascendencia, de aquello que nos sorprenda, de lo inesperado de la Vida, que uno espera todos los días. De eso le hablo. Y para ser justo y sincero, ella también me lo dice.
Tal vez somos dos ingenuos, que no queremos despertar al otro de su sueño. Tal vez seamos dos ejemplos, vivos, de la época medieval y sus caballeros y doncellas.
Tal vez, solo tal vez, Walt Disney despierte algún día. Y todo sea como en Disney.
Ella se ríe de mis ironías, mientras la vida se burla a veces de mí. Y juntas se ríen, porque saben de mi humor negro. Porque saben que espero y siempre esperaré más de la vida. Porque prefiero morir de intriga, que vivir una pesadilla, o despertar y que la vida no sea más que eso. Eso que algunos están convencidos que es... la nada. Prefiero arder en las llamas de la curiosidad, pero investigar los rincones del deseo. Buscar y buscar, porque sé esperar. Y a ella le digo lo mismo.
Su hombre llegará, de eso estoy seguro. Pero ¿mientras? esa es su pregunta recurrente. Porque la siente, porque se le escabulle de los dedos. Porque siente y en eso es valiente. Porque no tiene ni un gramo de cobardía. Tal vez porque la envidia le ha desgarrado a alguna amiga. Tal vez porque ella eligió aprender de las situaciones. Y si la vieran, se olvidarían de los rencores para aprender a vivir con el coraje que ella tiene.
Porque aprendió a mirar el pasado, con una mirada amenazante "para que no se le ocurra volver". Porque no le hace falta entender, para que te sostenga y te respalde. Porque sabe que nunca es tarde, para darle una mano a un amigo. Porque te hace sentir un "elegido" al momento de hablarte y de escucharte.
Y eso que comencé diciendo que era una mente racional. Claro, omití la mitad restante del asunto. Tiene un corazón plagado de lealtad, enorme como para el cuerpo de una gigante. Inmenso para el que necesita de un abrazo de amistad, y un abrigo en la madrugada. Palpitante e intrigante, porque ama a sus hijos con pasión, al punto del ardor de darles la libertad para que vuelen. Y hay que ser muy valiente para soltar a "esas enormes criaturas" al mundo, sin vacilar porque lo van a movilizar, porque los he visto y son dos niños impecables. Inteligentes y brillantes, que te sacuden con sus frases emergidas de una sabiduría que no se condice con la edad. Que le dan a una espatula de asado, la magia de ser lo anhelado, el sable del poder o el trofeo más grande.
Ella es la madre. Ella es la responsable de semejantes alas. La que sin fé anda por la vida, ahora a pie.
Porque espera poder viajar en su "black horse", que pronto llegará. Si la consesionaria se lo dá, o prefieren morir en poco tiempo.
A esa persona lógica y tan racional, le digo desde este pequeño lugar del mundo, date un segundo para sentir la Fé y poder esperar que el tiempo cumpla... con sus tiempos.
Y (Fe-de) esperar.

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