lunes, 30 de julio de 2012

CRÓNICA DE UNA NOCHE... anunciadísima (parte II)


Una ronda trás otra. Un tren al que me suben de prepo. Una rubia a lo lejos, otra morena por allá. En la viruta hay para donde mirar, siempre para todos lados.
Comienzan los tango, y devuelta a la silla. Siguen las risas, ahora porque les cuento una historia. Mientras siguen las salidas, cabezado mediante. La historia genera carcajadas, cuando se espantan por la sorpresiva imitación, de un payasito llorón que reparte besitos por todos lados.
A una la invitan a bailar, un hombre con prontuario de chivo. Y fui testigo de un rebotaso de milonga. Luego, se asoma cuando comienza el tango en sí. Para volver a insistir y llevarse a la reina al centro. La que vuelvo sin contentos, diciendo que "el chivo crece" de a poco. Para luego, irse con otro que la enamora con su perfume tanguero. Alguien que en el suelo sabe mover sus pies. Mientras, una cuarentona es observada. A la distancia, por supuesto.
Para darles pie, y sin consuelo, a unas clases poco didácticas de "levante tangueril". Hacer sin sentir la verguenza que me dan esos consejos. Comentarios obsoletos, no lograron sacar los clavos de la silla. Los que detenían la prisa, hasta que se hizo la hora.
Mucha joda, mucha joda, a los gritos salen caminando. Una con los pies rodando, y la otra con los pies en yanta.

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