Una mente compleja tiene reglas simples. Esa simplicidad es la que le
permite complejizar sus obras, y crear lo que quiera. Una mente conflictiva no
puede crear casi nada, sólo se limita a mal gastar su talento en la lucha con
el adentro.
Las claves del poder mental, son tan simples como básica es la Naturaleza.
Hacer lo que se deba, es una de las principales reglas. No es que se
viva según el “deber ser”, sino que la Naturaleza no puede cambiar el orden de las
estaciones porque se le canta ese día. El problema del hombre es que cree que
el “deber” es externo a él.
Vivir con placer, cada centímetro de la obra. La Naturaleza se queda
absorta cada vez que ve brotar una hoja, de la cantidad de millones que lo
hacen por día. El hombre se desespera por llegar a su primer millón de dólares,
y no disfruta nada. Porque cuando lo alcanza quiere el segundo. No vivimos cada
paso. Siempre miramos el próximo antes de dar el más cercano.
Las cosas son simples, en su complejidad. Ir a lo básico es la
metodología de la mente. Lo cual no quiere decir que nada es difícil, sino que
todo se reduce a un principio básico: las cosas tienen solución. Sino no
estarían acá, y no serían un problema.
A cada cual le corresponde lo propio. Pero todos quieren lo de los
demás. Si nadie se metiera en la propiedad ajena, todo sería sumamente
sencillo. Ocupate de tu terreno, y dejá que el vecino se ocupe de lo ajeno.
Amar. Una ley fundamental. Hay tanto por decir de las fallas que tenemos
con este principio que no me daría el tiempo para escribir lo que debo. Pero
sin amor, no hay nada eterno.
Cambiaría el concepto de libertad por el de las ataduras. Pensando en un
hombre moderno, la libertad es una plomada demasiado pesada para cargar, o
entenderla. En cambio, a este hombre que todo le pesa hay que decirle, para que
entienda, que la clave está en soltar las ataduras. Dejar que las cadenas no se
encadenen a nada. Y sola la
Naturaleza hace lo suyo.
De adentro para afuera. No entendiste nada si tu camino tiene la
dirección opuesta.
De arriba para abajo. Jamás de abajo para arriba. Uno con todo lo que
es, puede dejar de serlo. Pero si uno no es nada, jamás llegará a ser algo.
Porque no cuenta con esa mentalidad, no sabe cómo es ser, porque no es.
Todo tiene un principio. Y todo termina. No es una cuestión caprichosa.
Es una regla básica. Porque el cambio necesita desaparecer, para poder
aparecer.
La muerte. Debe acontecer, sino no hay nada nuevo. Sino no existe la
“posibilidad”. Y desde allí todo el resto.
Todo lo demás, se reduce o relaciona, surge o muere en estas leyes, que
se multiplican porque su potencialidad las lleva a generar (desde ellas mismas)
las más infinitas posibilidades.
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