lunes, 30 de julio de 2012

EL MUNDO QUIERE DECIRME PARA DONDE DEBO CORRES.


Unos sonidos de fondo empiezan a hacerse oír. Van aumentando. Se van incrementando. Una guitarra empieza a vibrar.
Escuchen...
Platillos. Cosquilleos. Y la guitarra a todo el poder que da. Empieza a sonar la canción. El sonido de mi vida. Y la voz que grita, mientras los tambores golpean como gigantes al suelo.
Sólo quiero vivir libre. Fuera de toda convención. Porque soy un corazón salvaje que vuela por el aire. Duro como la piedra. Madre, dile al mundo que no pretenda marcarme el rumbo.
Mis esperanzas están marcadas por mi alma. Yo quiero vivir con un estilo libre. Hecho por mi. Porque es la única razón de esta vida. Porque hemos venido a vivirla. Porque somos eternos hijos del sol. Salvajes como cada uno de sus rayos.
Quiero correr. Con la libertad.
Porque estoy siendo. Y voy a ser. Quiero ser hijo del sol.
Suena el tambor. Son los pasos del corazón. Del gigante.
Amor, el mundo me quiere decir para donde debo correr. Y no le voy a dar el brazo a torcer. Voy para donde quiero.
Fuera de toda convención. Mi alma es tan salvaje que voy contra la corriente si así es como late. Mi frente choca con el aire. No me duele el dolor, porque la pasión me hace vivir libre fuera de esta sociedad. Y empujar fuerte.
Voy a ser duro como la roca que golpea las olas. Con la firmesa del salvaje.
He nacido del cielo. Y voy a nacer del suelo. Vivir sanamente fuera de toda convención, sin ser una estrella más. Pero si empujar el estilo libre de las riendas y las cadenas sueltas.
Gritando lo salvaje que uno sabe, cuando corre con el viento.
Mi corazón es un hijo salvaje del sol. Que nació en el cielo. Y no quiere caer y caer hasta el suelo.
Madre, el mundo quiere decirme para donde debo correr. A mi amor no lo digita nadie. Es todo salvaje. Hasta la última gota. Desde la primera.
Mi corazón es hijo del sol. No tengo dirección.
Es salvaje. Vital.
Es el corazón del sol. Tan puro como el blanco de las alas del ángel.
Blanco. Puro. Cristalino como el hijo de la mañana. Como el amor sintiendo. Brillando.
Tengo el corazón en mis manos. Si lo vieras, brillando. Radiando. No dirías en que dirección debería irme.
No me dirías adiós.
Si el corazón de los demás fuera tan puro, como era, el futuro sería el cambio oportuno. Y la situación no sería tan preocupante como la de hoy. Donde la libertad no puede volar.
Porque nosotros no podemos ser libres para vivir. Y eso es una obra del demonio. Que hizo trampa cuando repartió las cartas. Y se reía a nuestras espaldas. Es el tiempo de la profesía. Es el tiempo de la vida.
Es el grito del cantante.
Esa es la pelea nuestra. Por vivir lo que tenemos que vivir.
No pelees más. La corriente no entiende nada. En mis sueños la gente es distinta. Dulce. Libre. Con un futuro brillante y esperado. Con un final ansiado, con ganas de llegar. Para amar.
No necesitamos nada más. Lo que tenemos alcanza y nos sobra. Somos dos rayos del sol. Somos partes del desierto, con un futuro cercano.
Y finalmente la felicidad será nuestra dicha. En la inmensidad. En la eternindad.
Yo escucho guitarras, en mi vida. Sé que vos escuchás violines en la tuya. El río es nuestra ternura, cuando la noche arriba a nosotros. Y el cielo azul se va a dormir. Corazón.
Toma mi corazón salvaje y hazlo dos.
Que nadie nos diga que tenemos que hacer. Cuando la noche arriba a nosotros. Y nos toma por sorpresa. El azúl del cielo nos canta esta canción. Debemos vivir. Libres. Dejar de pensar y dejarnos guiar por el corazón.
Salvajemente vibrante.
Porque somos dos corazones. En un solo latido.
Animate a encontrar el mundo en este día.
Y vivilo a pleno. Sos el sol saliendo. Sos la noche llegando. Sos en cada cosa, en cada momento.
Sos lo más inmenso.
Sos la mejor canción que podría haber escuchado. Con la que quiero morir.
A mi lado.

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