lunes, 30 de julio de 2012
ESTAMOS TODOS EN BOLAS Y A LOS GRITOS. Teorías psicológicas que no alcanzan.
Una mujer me dijo, con toda su sinceridad, que las teorías psicológicas sobre el amor solo te dejan en bolas y a los gritos. Y algo de razón tiene. Cuando sentimos ya no hay nada más que hacer. No hay teoría que te proteja, no hay otra manera más que dejarse fluir.
La psicología te enseña todas las formas. Y te da todas las explicaciones que quieras. Pero no alcanzan para nada, cuando del amor se trata. Ella tiene razón, te podés convertir en un robot y olvidarte de sentir. Podés caer en el error de intelectualizar y dejar atrás todas las sensaciones. Y perder las emociones que empiezan a estar en juego.
No hay secretos. El amor es un gran misterio. Que no tiene explicación y no tiene frenos. Por más que hoy se intente evitar, de miles de maneras distintas, el amor no avisa. Y no entiende de razones. Tal vez si te escondes, o te llamás a cuarteles de invierno, algo puedas evitar. Algo pueda no pasar, pero si está en tu Destino sería un desatino empezar a esquivar las líneas de tu libertad. Y tomar decisiones equivocadas.
El amor no es una amenaza. Porque siempre se siente de a dos, sino no sería tal. Y no pretendas teorizar, la psicología no alcanza para semejante monumental. La psicología puede con la Humanidad, pero no puede con las reglas de las deidades. Misterios inapelables, que no hay manera de sortear.
Si sacas tu número en esta rueda, ya no hay manera. Ni psicología explicativa. Tal vez tu alma se anima, sólo falta que tu personalidad deje de remar contra la corriente. Y se suelten las amarras de una vida. Ahí la psicología te explica todas las alternativas, pero de la decisión ni hablar.
Como dijo esta sabia lejanía, desde el sur de Francia, en bolas y a los gritos te agarra y ya no alcanza la psicología. Una violinista de sangre y raíces tangueras. Una escultura de la mejor piedra tallada. Cada marca sonaba, como las notas de sus cuerdas. A las cuales acariciaba desde su más temprana edad. A ella le debo dar las gracias por estas ideas. Por más que queda limitada mi identidad profesional.
Es cierto que, una vez más, la psicología no alcanza para explicar las entrañas del amor. Ni para ponerle freno a quien se anima.
Aunque quede en bolas y a los gritos. Son cuestiones del destino. De las cartas sin marcar. De la psicología poco queda para pensar. Ayuda si las cosas salen mal. Se deslumbra de lo que el ser humano es capaz a la hora de amar. A la hora de entregarse.
Quedar en bolas y gritar.
Por el amor. Hay un Dios, que está de nuestro lado.
Quiero terminar con otra sabiduría más de una mística poco asumida: "Todo es posible en esta vida."
Todo, sin vuelta atrás.
P.D: Desde un rincón de Francia hasta la Argentina porteña. Así es la distancia, nada.
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