lunes, 30 de julio de 2012
QUE LINDA ES LA MUJER. Cuando es linda. Cuando es mujer.
Que linda es la mujer cuando se deja caer en tus brazos. Cuando se va girando y su perfume te abraza, sin dejarte la calma, latiendo con fuerza.
Que linda es la mujer cuando te deja las ganas borrachas y te aniquila la fé. Cuando da por sentado que tus brazos la van a sostener, mientras deja caer una mirada nada inocente. Ardiente frente a frente, su rose y tu caricia. Pone la mejilla, mientras su mano se apoya en el hombro. Y la vida dura toda una vida, cuando esa mano desciende despacio. Haciendo eternos los segundos sinceros de una franca intensidad.
Que linda es la mujer cuando te acaricia el alma. Y te mira. Con una caricia te heriza, con una sonrisa te conquista la vida. Y con una huida te aniquila la bendita simpatia de cada día. Para no irse jamás de esa silla donde la veías. Donde se desvestía. Y lo sigue haciendo cada vez que repites el recuerdo. Y vives inmensamente otra vez.
Que lindas son sus caricias cuando sabes que está prohibida. Su escote te invita, una cita a ciegas. A puro sentir y vivir la pasión que despierta cada vez que se suelta la carcajada que la llena y la ilumina. Y te mira y te mira, sin dejarte pensar en la próxima palabra que le dirás.
Que linda es, sabe mover sus manos al flamear. Puede abanicarte el alma al agitarse sin calma. Puedo morir de pie, cuando abro las puertas. Y sin darme cuenta, ya estaba adentro, de mi. Saber sufrir ya no tiene sentido. Quiero morir, si ya la he sentido. Es mi destino. Aunque se esté terminando.
La veo abanicando su pelo como el mar. De aquí para allá, dios la hizo perfecta. Se que es mi ceguera, no me importa nada.
Dios las hizo tan bellas. Dios las hizo para que perdieramos. Más que una costilla. En el infierno hay sonrisas, de quienes han perdido la partida al jugar con ellas. Siempre sinceras, te dicen que no saben lo que quieren. Siempre abiertas, quieren que entres en sus corazones. Siempre son ellas, la perdición elegida. Por la mente sencilla del hombre que cree poder.
Tienen la sabiduría de no cerrar bien cuando se van. Siempre dejan algo en pie. Cuando lo han tirado todo por la borda. Siempre es infiel, porque no puede ser jamás de uno solo. Te hacen sentir un rey, y un cuatro de copas. Las ganas se rompen la cabeza, contra la almohada que desvela. Pues su perfume se encuentra por todo el cuerpo de la cama. Soñar con ganas, las ganas que has soñado.
Siempre que hay una mujer se asoma un naufragio, lo dijo un amigazo que ha escrito sobre ellas. Empieza a tragarte el río, y siempre al fondo.
Son lo que pueden. Pero siempre más fuertes que cualquiera de mis pasiones. Saben ser lo que te falta, saben creer lo que las engaña. A ella le falta, lo que jamás va a querer. Pero se que no va a poder ser, porque no puedo ser lo que ella quiere.
Ojalá nunca le alcance lo que me falta. Ojalá que la carta sea la mía. Y en la vida gane este sorteo. Tan incierto como su deseo. Tan vago como mi corazón. Que no quiere más de las razones de mi cabeza. La que se despierta, cuando me debo ir a dormir. La que sueña con ella, cuando estoy despierto. La que rompe el hielo, cuando la temperatura debe mantenerse tibia.
A su mentira amarga ni el vino te ayuda. Sigue riéndose, mientras la silla está vacía. Tantas cosas escritas que jamás vas a leer. Tantas mentiras dichas cuando la noche es puro carnaval. Tanta escultura fría cuando el día quiere espiar, la noche que se anima a más.
Me haces pedalear. Cuesta arriba y al borde de la banquina.
La mujer es la más linda. Entre las más lindas mujeres.
Son un hombre incipiente cada vez que la imagino. Un sol verdugo se come crudo al olvido. Y no me dejas extrañarte más. Porque siempre te tengo, aún en mis sueños. Aún en la piel.
Ese abrazo fue. El abrazo de ayer.
Y ese "te extrañaré", tan extraño fue. Bajabas las escaleras. Que siempre te esperaré. Aunque aún no te has ido.
Ya no puedo chapotear en otra boca.
Ni poniendo en penitencia a mi paciencia.
Algunas noches te pierdo. Pero siempre te encuentro.
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