domingo, 28 de abril de 2013

LOs sueños, no siempre son solo sueños.




No siempre los sueños, sueños son. Muchas otras veces son medios y formas de una experiencia. Son los canales perfectos para poder enseñar y aprender mucho de los otros mundos. En la confusión de lo nocturno, algunos siguen siendo ingenuos. Es un poco obsoleto pensar que son sólo imágenes que se descargan del cansancio, o uno se ha vuelto loco. Son siempre mensajes que pueden tener diferentes orígenes. Uno de ellos es el inconsciente, una fuente presente y sumamente eterna, pues no se conoce ni hay alguien que sepa que hay en lo profundo. Como nada escapa a este mundo, entonces los sueños, sueños no son.

Sigmund Freud ya había dicho que los sueños son las vías facilitadas. Y pudo reconocer con los años y la vejez que la espiritualidad existía. Los sueños son el mejor acceso conocido a los muchos niveles de consciencia que tiene el hombre. No sólo transmiten esa información que quedó como resto del día, también son una recopilación de los sucesos de la historia. Pero detrás de estas escenas, que parecen superpuestas sin coherencia ni sentido, se esconde la trascendencia, el más allá del psiquismo. Los sueños tienen una virtud que se parece a una gran habilidad, son capaces de transmitir y de enseñar tantas cosas que pasan en uno. Tanto cuestiones del más allá, como las que se dan en el mismísimo cuerpo.

Los sueños saben demostrar todo lo acontecido alrededor de uno.

Además de ser aquello que uno espera, que anhela y desea desde lo más recóndito de la identidad. Pero nosotros aquí queremos presentar una forma distinta de concebir a algunos sueños. Que siguen viniendo desde el inconsciente, pero su fuente de origen no es un conflicto poco resuelto. Su germen se encuentra a veces en los otros que también duermen, pero no se encuentran nada cerca. La mente se comporta como un radar que capta las ondas emitidas, las mismas pueden ser transmitidas desde otro inconsciente. En el fondo pueden ser reconocidas, pero no siempre dichas al interlocutor válido. El cuerpo entero es la pantalla que capta todas las ondas e intenciones, todas las sensaciones y las añoranzas de los demás, que tienen que ver con uno. Llegan al órgano perceptor (que es todo el cuerpo) y se traducen en múltiples imágenes, sensaciones o deseos que parecen ser propios porque se visualizan en uno. Pero no empezaron con uno, son del otro alejado. Otro que no necesariamente está en el presente y conviviendo. A veces sabe captar las jugadas de la memoria y rescata del tiempo a los sucesos que explican muchos acontecimientos que nos han sucedido.

Como los sueños son atemporales, aunque no se pueda explicar, en esta linealidad no sólo el pasado existe. También está el futuro, que aparece en el sueño sin poder ser explicado. Son esos fragmentos que no se pueden relacionar con nada, pues no hay de dónde agarrar un suceso, que espera para poder producirse que pase algo más de tiempo.

El sueño tiene esta capacidad. Por eso no son sólo sueños.

Debemos abrir nuestras mentes, pues estamos llenos de información. Muchas son las razones por las que nos suceden estas cosas. No siempre somos responsables ni ellas han comenzado en nosotros. Torrentes de emociones, miedos y angustias de persecución. Correr sin poder moverse no es ningún deseo reprimido. Sentir la muerte y que fuera un pariente que se estaba despidiendo. Ver a quien se siente, y que se ha ido hace tiempo.

No son fantasmas ni son delirios. Son sueños compartidos. Con la gente.

Existe un lazo afectivo, son los predilectos de la mente para recibir y emitir información, aquella que no ha sido expresada. Datos que nos llegan y advierten, mensajes inconscientes. No estoy diciendo nada extraño.

Si hay alguien que no le ha pasado. Tiene suerte o lo lamento.

Los sueños, sueños no son.

Son puertas, canales al mar abierto.






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