Si al final todo vuelve a empezar, una vez más y con malos modales.
Si al final el dolor sólo sabe llorar sus propias tristezas,
mientras se escuchan las carcajadas de la lágrima.
Si al final del día el tiempo duerme las agujas del reloj.
Si al final cierro los ojos y vuelvo a vivir.
Es porque el aroma de las sábanas en un perfume se transforma.
Si al final el azar juega con nuestro destino.
Mientras la libertad no ve que sus cartas están marcadas.
Es la trampa del libre albedrío una jugada macabra que canta “falta envido”
Si al final una sonrisa puede más que mil lágrimas.
Como un retorno vale más que todas las partidas.
Cuando los dados dejen de dar vueltas en mi cabeza, el juego volverá a empezar.
Porque al final la muerte es el sentido de los nacimientos
y el amor el comienzo de mil historias.
La distancia es para tenerte cerca y la ausencia para hacerte siempre presente.
Pues al final el amanecer se abraza a la almohada
cuando la noche lo viene a despertar.
Hace equilibrio en la cuerda de los sueños, ya no quiere ser el dueño del mañana.
Si al final el lamento de las heridas muere en una cicatriz
para qué sufrir si se puede vivir sin morir a cada instante.
Porque igual la flor crece en el hormigón y el árbol se asoma al abismo de la montaña.
Si todas las olas rompen en la playa y todas las aves acarician el cielo,
¿Por qué no volar si somos como el viento?
Si todas las estrellas morirán algún día
es tiempo de vivir sonriendo a carcajadas la vida.
Brindando con la última copa del último vino
La lágrima pide tres deseos más:
Morir en una sonrisa
Renacer en una mirada
y…
reírse de ella misma.
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