Desde los principios de la década del 70 la industria de la pornografía comenzó a expandirse con rapidez. Una comisión americana había observado en aquella época que las películas pornográficas comenzaban a explotar la perversión, el aborto, la drogadicción, intercambio de parejas, vicios, prostitución, ninfomanía y lesbianismo. Al poco tiempo, empezaron a producirse las películas con menores. Mientras, el sadomasoquismo como tema principal tenía a los niños como sus personajes principales. Hoy la pornografía con niños ocupa un lugar central. En esos años, una tercera parte de los casi tres mil millones de dólares de la industria provenían de la pornografía infantil. Hoy, esas cifras son escalofriantes y sus consecuencias e implicancias incalificables. La pedofilia, el abuso sexual y deshonesto está arrasando y consumiendo a la infancia. El comercio, la perversión y el hombre moderno están aniquilando las posibilidades de vida del niño.
La pedofilia es una perversión clasificada hace mucho tiempo, pero su expansión en nuestra época es un fenómeno que aún no tiene explicación, más allá de los intereses y beneficios económicos. Habla de una modalidad. Habla de cambios. De un estilo de vida. La destrucción de varias generaciones. Del futuro. Recién en 1982 se consideró ilegal la participación de niños en esas películas y fotografías. La pornografía infantil al pasar a la clandestinidad se transformó en una industria a gran escala, regenteada por abusadores de niños. Hoy, ya se habla de todo un mercado pedófilo clandestino en todo el mundo. Ya no se habla de los alcances del daño en la infancia, ya son sólo un producto comercial. Una mercancía.
Hace pocos años, los límites entre la disciplina y el maltrato se hicieron demasiado finitos, convirtiéndose en una excusa conveniente para todo tipo de perversión adulta. Desde los comienzos de la humanidad, los niños han padecido el infanticidio, el abandono, el maltrato y ahora el abuso sexual por parte de los encargados de su educación. ¿Por qué la infancia es el objetivo primordial de las bajezas del hombre? En momentos en que la niñez y la maternidad se habían convertido en nobles prioridades, maltratar y abusar de los niños se justifica en nombre del progreso y la educación.
Siempre que un padre, tutor o maestro emplea modos tortuosos, ya sean físicos o mentales, para corregir la conducta de un niño lo que está haciendo en realidad es un abuso. No hace falta la violación, el maltrato y el castigo para faltarle el respeto a un niño y lastimar su infancia. Por otro lado, muchas campañas utilizan los medios de comunicación masivos para instituir a la niñez como el mercado más beneficioso. Por lo cual, se lo volvió protagonista de la beneficencia, la publicidad, el consumo, los manejos más bajos y peligrosos, con tal de vender. Extorsionar al adulto a través de las demandas de los hijos, abusar de ellos para impactar a la audiencia y hacerla consumir más productos, más televisión, más tiempo, más sexo, más vida. Y los responsables son los adultos, originarios y destinatarios del mensaje de consumir todo a su paso, aunque sea la familia y sus hijos los que queden al costado del camino.
Somos conscientes de la magnitud del daño producido por el abuso físico que los progenitores y adultos responsables infringen a sus hijos, más la pedofilia y el mercado ilegal que maneja. Otra violación de las diferencias entre generaciones que resulta evidente como para ignorar. Una masacre que toma los alcances de un genocidio generacional, que está aboliendo las posibilidades de vida, mientras paradójicamente más se trabaja por los derechos del niño. Parece que una vez más, la sombra crece con la luz.
El pedófilo es un abusador de niños, que se siente compulsiva e impulsivamente atraído hacia ellos. No tiene ni considera otras opciones para su vida sexual. Muchos fueron sexualmente abusados en su infancia, sometidos a diversos abusos físicos y mentales por parte de sus progenitores. Como todo perverso, rechaza el cuerpo de la mujer adulta y no tolera las diferencias sexuales ni generacionales. La trama perversa es sumamente compleja y desagradable. Su vida se consume en una furia inconsciente contra las costumbres de una sociedad, por lo cual se manejan en la clandestinidad. Cuando no está cometiendo abuso se dedica a fotografiarlos desnudos, coleccionarlas e intercambiarlas.
Hay diferencias entre los abusadores y los pedófilos. Estos se consideran miembros de una elite sexual y son hábiles manipuladores para mantener e involucrar a sus víctimas. Aunque para el daño ocasionado no se pueden establecer grandes diferencias. Desde la óptica de la infancia, ambos producen un daño que llega hasta el alma, deteriora su psiquismo y perturba su crecimiento sano. Consumirlos es un problema que incumbe a todos los adultos, y a los niños, pues ellos serán no solo el futuro sino los compañeros de nuestros hijos, potenciales peligros cuando ellos se transformen en adultos, directivos, profesores y tengan la responsabilidad de guiar y cuidar a nuestros hijos y nietos. Un círculo iniciado generaciones atrás y que hoy ya comienza a cobrarse sus costos en forma masiva. Para pensarlo…
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