Una de las preguntas más difíciles de responder, tal vez la más importante que uno se pueda preguntar, pues marca el sentido, le da un rumbo a la vida, una dimensión y su magnitud. Si el destino no tiene importancia, o es menos de lo que uno esperaba, el valor de la vida se acaba, en ese mismo instante.
Todos queremos saber hacia donde vamos, y en lo posible que ese lugar sea lo más elevado e importante posible. Muchos pueden creer que su vida tiene una gran misión y el futuro más alto de todos, ellos son los que caerán cuando se den cuenta que el “más allá” está muy cerca.
Es como la pregunta por el comienzo. Es como la línea del horizonte. Es la esperanza de la vida, la salida de lo cotidiano, el escape de la rutina. El sueño de los más pobres de alma. El desafío de los aventureros. La pesadilla del impaciente. El motivo de la ansiedad. Su valor y su motivo.
¿El hombre puede vivir sin saber a dónde va?
La gran mentira puede llevarlo a la desesperanza.
Nadie nos asegura hoy que la idea del “más allá” no sea una más de las corrupciones de otros siglos. Sin embargo, no hay forma de pensar que esto se acabe aquí. No tiene sentido tanta obra para nada. ¿No es verdad? No puede ser que alguien o algo se haya encargado de semejante equilibrio y dinamismo para sólo hacernos pasar una temporada en este mundo. ¿Será ese el sentido? El ir más allá es una mera cuestión de ambición humana que muere de desesperanza si no tiene un rumbo.
Una rueda. Un círculo. No hay principio. No hay final.
Entonces, ¿todo vuelve a empezar? No, pues nunca ha terminado.
La concepción de encierro, la idea de una circularidad que torna todo repetitivo es la peor de las pesadillas de una humanidad que busca desesperada una salida. Creer que el tránsito por este mundo es temporal, ha acelerado los tiempos y los ritmos excéntricos se sostienen en una futilidad, basada en el escape. De sólo pensar que más allá se vuelve a empezar, en otra vuelta. El espiral, es una manera más de arruinarle esta leída. No quiero molestarlo más, pero piense un poco en el tiempo y verá qué poco dura cada segundo y cuántas cosas han sucedido.
¿Algo que ver con el “más allá”?
Demasiado pronto para saberlo. Sólo recuerde que si piensa en el comienzo no llegará al final.
Si usted esta “acá” no podrá ser usted “más allá”.
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