Yo no elegí este mundo, pero mi alma sí. Mi personalidad se pregunta aquello que mi identidad pueda responder. Mi alma es la respuesta que mi yo se interesa por tratar de entender.
Si yo no elegí este mundo ¿qué hago aquí? Si mi yo no determina esas elecciones entonces no soy dueño de casi nada. Las elecciones del alma son las trascendentes, aquellas que se le atribuyen al inconsciente pero que provienen de mucho más profundo. Si esta pregunta fundamental se remite a mi identidad, entonces estaré un poco perdido.
Es claro que por alguna razón estoy acá. Entonces debo haber elegido. Pues nada está determinado en el más allá. Por lo cual, no debo reprocharle nada a nadie. Ser capaz de acordar que la elección remite a una responsabilidad, por más que la quiera evitar. Es una elección mía. Si me pienso como integridad la negación se me escurre de las manos.
Elegí este mundo y no se discute más. No quiero estar cansado para poder pensar las consecuencias que me han traído hasta acá.
Las profundidades dominan las superficies. Las reglas se han hecho de esa manera. Por lo menos en este pequeño mundo que además, dura tan poco. Si piensa que esta vida es una eternidad entonces no se anime a pensar las formas del tiempo del otro lado. Cada segundo es una plenitud, una gota del tiempo. Nuestras agujas del reloj allí marcan el sendero.
Elegí este mundo y ahora no entiendo. Ni las razones ni los motivos. No puedo pensar en las consecuencias y quiero entender las causas de semejante elección. Hecha en otro lado.
Las cosas a la distancia siempre se ven distintas. ¿Será por eso que elegí?
Tampoco está tan mal la elección que hemos realizado. Si pronto todo pasará y estaremos devuelta en el principio. Preparados y casi listos para hacer una nueva elección que nos traiga aquí o nos lleve para otro lado. No es un arrepentimiento y menos una queja. Son ganas de escribir en una tarde lluviosa de domingo, mientras unos se divierten y otros encuentran el camino de regreso. Yo me pregunto por esto. Y trato de llevarlos más allá. Es la esperanza, es la lealtad.
Me hago cargo de lo que he elegido.
Yo no elegí este mundo, pero mi alma sí. Mi personalidad se pregunta aquello que mi identidad pueda responder. Mi alma es la respuesta que mi yo se interesa por tratar de entender.
Si yo no elegí este mundo ¿qué hago aquí? Si mi yo no determina esas elecciones entonces no soy dueño de casi nada. Las elecciones del alma son las trascendentes, aquellas que se le atribuyen al inconsciente pero que provienen de mucho más profundo. Si esta pregunta fundamental se remite a mi identidad, entonces estaré un poco perdido.
Es claro que por alguna razón estoy acá. Entonces debo haber elegido. Pues nada está determinado en el más allá. Por lo cual, no debo reprocharle nada a nadie. Ser capaz de acordar que la elección remite a una responsabilidad, por más que la quiera evitar. Es una elección mía. Si me pienso como integridad la negación se me escurre de las manos.
Elegí este mundo y no se discute más. No quiero estar cansado para poder pensar las consecuencias que me han traído hasta acá.
Las profundidades dominan las superficies. Las reglas se han hecho de esa manera. Por lo menos en este pequeño mundo que además, dura tan poco. Si piensa que esta vida es una eternidad entonces no se anime a pensar las formas del tiempo del otro lado. Cada segundo es una plenitud, una gota del tiempo. Nuestras agujas del reloj allí marcan el sendero.
Elegí este mundo y ahora no entiendo. Ni las razones ni los motivos. No puedo pensar en las consecuencias y quiero entender las causas de semejante elección. Hecha en otro lado.
Las cosas a la distancia siempre se ven distintas. ¿Será por eso que elegí?
Tampoco está tan mal la elección que hemos realizado. Si pronto todo pasará y estaremos devuelta en el principio. Preparados y casi listos para hacer una nueva elección que nos traiga aquí o nos lleve para otro lado. No es un arrepentimiento y menos una queja. Son ganas de escribir en una tarde lluviosa de domingo, mientras unos se divierten y otros encuentran el camino de regreso. Yo me pregunto por esto. Y trato de llevarlos más allá. Es la esperanza, es la lealtad.
Me hago cargo de lo que he elegido.
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