jueves, 25 de octubre de 2012

El destino está escrito, pero no entiendo la letra.



 

Se ve que hay algo de todo esto que nunca entendí. Dicen que el destino está escrito, pero no entiendo la letra. A veces pareciera que sí, pero pronto me doy cuenta lo equivocado que estaba. Será que la lluvia empapa las hojas escritas con una tinta extraña. Que se borra a simple vista.

Que gracioso pensar que ya está todo escrito. Y sólo soy un personaje de ficción tratando de actuar en su mejor obra, un espectáculo que otro escribió y no me consultó para nada. Algunos actores intervienen en el texto, a mi no me dejan ni abrir la boca. Será que lo puedo arruinar todo, o simplemente debo remitirme a la vida, mientras otro ya me ha escrito.
En algún momento sentí una carcajada a mis espaldas. Pensé que era el escritor que se burlaba un poco de mis ganas de improvisar. También escuche muchos insultos y algunas quejas, era el mismo que se reía, pero ahora bufaba de los cambios que le había introducido al libreto. Modificaciones en la escena, por algunas malditas decisiones que ni él ni yo entendemos. Alguien debe haber sido co-autor y no nos habían avisado. Firma como “el amor” y su sobrenombre es “sentimientos”. A ese si que no lo entiendo, pero no es una gran novedad. Si no puedo leer la letra de mis textos, mucho menos podré leer los sentimientos que el amor ha escrito. Con sabias letras de imprenta.
Dicen que escribe ciencia ficción. Cosas que en la realidad nunca suceden.

Tiene picos de raiting, debe ser el éxito que lo acompaña. Pero su maldad está en la fama, de esas que no se encuentran, pues las estrellas famosas nunca caminan como uno por la calle. ¿Será que pasa con disfraces por mis propias narices y no me doy cuenta? Esto se lo escribo a una amiga, que tiene peor letra que la mía y nunca entiende ni una palabra. Sé que le han leído, pero igual no ha comprendido cómo son las cosas.

El destino está escrito y no entiendo sus palabras. Escribe con letras distintas y una más torcida que la otra. Empieza con mayúsculas prometiendo una gran obra. Y con los años que transcurren el renglón ya no le alcanza, o las letras se han caído. Debe haber sido el tiempo, que no sabe detenerse nunca. Hasta que no llega al final y todas las cosas terminan. Las subidas y sus caídas coinciden con mis visitas a los muchos estados de ánimo. Una línea intenta circunscribir mi vida a una recta. Que no puede ser aunque lo intenta. Con un principio y su final.

A vos te digo, que estás leyendo. ¿Entiendes algo de esa letra?

Allí están todas tus respuestas. No te sientas analfabeto.
Es un idioma obsoleto, plagado de trampas e intrigas.

El destino está escrito. Me he dormido leyendo.

No te duermas en el camino, ni pases la página antes de tiempo. Las hojas que han pasado no volverán. Y puede llegar el final sin que hayas entendido mucho.

Déjate llevar por tus sentimientos, te conservan el pulso y el corazón latiendo. No te dejes atrapar por el amor, sólo déjate caer en esos brazos cuyas manos saben escribir en las hojas nuevas.

Las del comienzo.











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