domingo, 14 de octubre de 2012

De dónde venimos???




La gran pregunta. El gran misterio cuya respuesta anularía las peores fantasías y podría acallar los enormes miedos del hombre por su origen y su destino. Se supone que saber de dónde venimos ayudaría a entender hacia dónde vamos, pero lamento desilusionarlos tan pronto; una respuesta no tiene nada que ver con la otra pregunta. Saber de dónde salgo cuando hago un viaje no es saber que voy al mismo lugar, pues el punto de partida no necesariamente es el mismo que el de llegada.

Para eso es que escribo este artículo. Para arruinarle las esperanzas y posiblemente incrementarle las angustias cuando se de cuenta que una de las preguntas fundamentales sólo nos lanza a las demás preguntas existenciales. Un salto al abismo. Un trampolín hacia ningún lado.

¿De dónde venimos? ¿Será la pregunta por el origen? Saber que venimos de un lugar en particular no creo que sea saber cual es nuestro origen. No sabemos de qué estamos hechos, ni sabremos nunca si la chispa divina nos pertenece, si somos una esquirla o un pedazo desprendido. Algo si es claro, no venimos de este planeta, no salimos de la tierra ni crecimos en el suelo. No nos trae la cigüeña ni salimos de un repollo. La combinación del espermatozoide con el óvulo y las disidencias aún presentes para establecer el momento en que se establece la vida impiden saber y explicar, por lo tanto entender, que venimos de ahí. ¿Entonces? Venimos del más allá, que puede estar más acá de lo que uno cree, pero bueno, aún nos manejamos con dimensiones y somos bastante lineales.

Hay algo que sucede en un instante determinado. En ese momento preciso es cuando se hace presente la vida. Y así mismo desaparece. En el último respiro, en el primer latido del corazón de ese bebé, se conocen el principio y el final de esta vida. Pero no son, lamentablemente, ni el origen ni el destino. No explican a dónde vamos ni de dónde venimos. Sólo marcan dos momentos en una línea trazada en otro lugar, y que no es una sucesión de puntos. ¿Uno junto al otro? Ya no es una línea recta, pues en la sucesión no tienen por que estar uno al lado del otro para la derecha o para la izquierda.

¿Le mezclé las cuestiones?

Perdóneme, en este largo camino de entender de dónde venimos uno pierde la línea directriz. Como las dimensiones comienzan a saltar y todas se cruzan con todas en cada uno de los puntos, es que parece enredada la cuestión, allí donde estamos echando una luz de esperanza.

Volviendo al punto de discusión. Si no somos de aquí entonces somos extraterrestres. Una mala palabra, mucho más si queda involucrada en un artículo de psicología. Pero la disertación hasta aquí me ha traído, y no se si podré volver. Algo es cierto, esa chispa que le da al cuerpo su vida no proviene del hombre pero si le pertenece. En esa conjunción se produce la innovación, ese milagro irreproducible. Donde uno es “eso” y comienza la vida.
Venimos de allá y vamos para otro lado. La vida no es circular, es un tránsito. Entonces de dónde venimos no siempre es el punto de origen, ni su pregunta es la fundamental.

De dónde venimos es una pregunta de tránsito y sólo ilumina un eslabón más de la larga cadena de la vida, a lo largo de los millones de años luz de su existencia.

Una pregunta existencial que no aporta demasiado a la existencia.







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