Obviamente mi vida sería distinta. ¿O no? Tal vez el destino se hubiera encargado de llevarme al mismo lugar. Jamás lo sabré. Siempre me quedará la duda, husmeando por mi consciencia repiqueteando con sus preguntas y sembrando una duda que crece cada vez que me remito a ese día, en esa hora, justo en ese minuto que decidí. Porque decidimos, aunque algunos no quieran asumirlo.
Y de eso depende todo.
¿Qué hubiera pasado ese día? ¿Cuán distintas serían las cosas hoy?
Tal vez sea una pregunta con trampa pues uno es lo que es producto de sí mismo, lo cual lleva a tomar las decisiones de una manera particular. Soy esa cadena de decisiones que constituyen la historia de cada uno. Pero ese día…
Sabía que las cosas eran blancas o negras. Cara o seca. Izquierda o derecha. La flecha indica y el pensamiento determina. La historia se construye y uno puede arrepentirse en algún punto del camino. Los balances de fin de año nos llevan a reflexionar sobre las circunstancias que hemos atravesado a lo largo de estos días que ya han pasado por nuestras manos. Tal vez no exista arrepentimiento y ello sería una excelente señal.
La libertad es una gran dificultad. Un arma de varios filos, tantos como las opciones posibles. Ella es un problema cuyas responsabilidades pueden ser eternas, una detrás de otra. La libertad es una especie de ruleta rusa, si se toma a la ligera o se burlan de ella. Pues el otro camino se desconoce y las proyecciones son absurdas, ya es tarde.
Algunos corazones se lamentan por no haber pensado a tiempo.
Y la vida les ha cambiado. Ahora intentan torcer el camino que ellos tomaron aquel día, con esa decisión. Tan simple como compleja, tan torpe como brillantemente inteligente. Cruzar la calle sabiendo que no es lo adecuado. Dar un paso en falso y serle infiel al mismísimo mundo de pareja. No tiene sentido marcarle la cantidad de opciones que pueden existir cuando se tienen que tomar las decisiones. Sólo es conveniente asumir la responsabilidad y mirar hacia delante, y sin dudas, hacia atrás. La decisión de hoy es crucial, y depende del pasado que la ha construido.
Las encrucijadas son secuelas de un pasado dubitativo.
Y las preguntas como ésta son secuelas de un escritor cansado de pensar por qué llegó a este punto.
¿Cuándo decidí escribir esto?