sábado, 7 de enero de 2012

“Papá báncate mis cuestionamientos”. Como un adulto.

“Papá báncate mis cuestionamientos”.
Como un adulto.

Escrito por Juan Cruz Cúneo.
Licenciado en Psicología.

Uno de los principales problemas de los adolescentes es que los adultos no soportan sus cuestionamientos. Y hablamos de los cuestionamientos bien planteados por los adolescentes hacia sus padres y maestros. Dejamos afuera los ataques rebeldes innecesarios y a las agresiones incongruentes en un ámbito y el otro.

Tantos padres no soportan los cuestionamientos y los planteos de sus hijos, habiéndolos educado para ellos. Tantos adultos no sostienen sus lugares y apelan al autoritarismo para compensar la falta de respuestas frente a esos enfrentamientos tan bien planteados por esos pequeños que han crecido. Tantos padres que no se comportan como adultos, sufren los requerimientos adultos de sus hijos adolescentes. Entonces, ¿qué pretendemos de ellos?

El primer punto, fundamental de todo esto, es que los padres sean coherentes con lo que vienen haciendo. Si quieren un hijo inteligente sepan que, luego de más grandes, vendrán a hacerles planteos que se van a tener que bancar, con disciplina y responder con autoridad. Sepan, que un hijo tiene la autoridad de tal y si plantea sus cuestiones le deben dar lugar, porque así lo formaron. Así los educaron, como seres pensantes que ahora vuelven sus preguntas contra los padres. Es hora de ser adultos, además de padres, y responder con todas las facultades. Sin apelar a la “mano” o al grito, buscando la descalificación que lo inhiba y esconda nuestra falta de respuestas.

Padres, deben aprender a responder los cuestionamientos de los hijos adolescentes porque es necesario. Ellos están creciendo y necesitan poder confrontar para reafirmarse y salir consolidados al mundo. Necesitan de nuestro respaldo, entonces, no los descalifiquen por las carencias propias, no los humillen por las falencias propias, no los intimiden ni los supriman por las inseguridades propias. Ellos no tienen la culpa, de uno. Ellos, en definitiva, son producto de uno.

Si no nos estamos quejando sin sentido, y los privamos de hacerse fuertes frente a nosotros. Y nos olvidamos tan fácilmente, que todos pasmaos por ahí. Que todos fuimos adolescentes y que necesitamos la confrontación para poder ser más. Y aprender desde casa y no tener que aprender en la calle, de nuestras propias inseguridades, miedos y fortalezas.

Los padres de hoy, los más jóvenes, no soportan los cuestionamientos de sus hijos adolescentes por lo cual, en seguida, vuela un cachetazo y un grito intentando encerrar algo que necesita salir, a la vida.

El adolescente tiene todas las ganas y todas las fuerzas. Como padres deben enseñarles, todo el tiempo, y no anularlos por los propios defectos.

Los padres se tienen que bancar los cuestionamientos, con autoridad, hechos por sus hijos. Es una etapa, un paso necesario, por la que todos pasamos. Aunque nos hayamos olvidado de esos tiempos.

Y la mejor manera de sobrellevarlos es con autoridad, sin autoritarismo, sabiendo y reconociendo las propias limitaciones, las propias falencias. Sin caer en la omnipotencia que no tenemos ni en querer sostener un lugar, que se cae a pedazos.

Dejemos que den el paso. No nos pongamos en el medio. No seamos sus obstáculos.

Ellos necesitan que, como padres, soportemos los cuestionamientos.

Y los resolvamos.

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