El adolescente y su sexualidad.
¿La incapacidad de los padres?
Escrito por Juan Cruz Cúneo.
Licenciado en Psicología.
En este mundo donde cuesta hacerse cargo, las transferencias pasan de mano en mano y nadie se hace cargo de los temas más delicados, en tiempos muy complicados. Donde sería bueno un poco de criterio, sin embargo, dejamos todo en manos de cualquiera.
La sexualidad es un tema muy delicado, no sólo por la genitalidad, sino porque es una de las pocas cuestiones de la Humanidad que involucran a todos los aspectos del ser humano. Su vida emocional, lo intelectual, las relaciones y el cuerpo; la historia y los miedos, las fantasías y la imaginación junto a la acción y lo delicado; lo activo y lo pasivo, ambas energías sexuales y la mitología ancestral. La historia de los padres y la propia.
La sexualidad es todo eso y mucho más. Y el adolescente empieza a sentirse diferente. Desde el cuerpo las cosas empiezan a cambiar, sensaciones ajenas que nadie le había explicado y mucho menos avisado; luego, vienen las emociones y el conocimiento de la adrenalina que lo altera y le vuela la cabeza de una manera que no tiene respuestas para limitar su efecto. Y la mente que vuela hacia paraísos diferentes en busca del fruto prohibido. Y los padres, ajenos a todo esto, porque no saben cómo abordarlo. Padres con una sexualidad en juego, no pueden hablar de esto. Y le dejan semejante tarea delicada al colegio.
Es un riesgo, y ya vemos los efectos a nivel social, que la sexualidad y su formación queden en manos de nadie, o en manos extranjeras a la vida familiar. Las consecuencias ya son un hecho, el nivel altísimo de abuso sexual que se producen en el seno familiar alerta sobre las consecuencias de una sexualidad en manos de nadie. Se habla de “educación sexual”, siendo una contradicción tremenda porque la sexualidad no se “educa”. La sexualidad no es parte de la cultura o del ámbito disciplinario, es una parte de la libertad del ser humano, una parte de encuentro, de recorrido, de exploración y conocimiento, no atado a “reglas”. Ligado a la historia, a los antecedentes, a la personalidad y la identidad de cada uno, con sus gustos y maneras; con sus aristas y sus esquinas, y con todas sus vueltas.
Hablamos de educación sexual, cuando estamos entrando en el mundo de la intimidad de un ser humano. Y lo dejamos librado a un ámbito social como es la escuela y los compañeros. Y después nos quejamos de las demostraciones públicas que se generan. ¿No estamos siendo muy contradictorios? Me parece que estamos generando más confusión que claridad, y en el medio están ellos, los adolescentes, su cuerpo y su sexualidad.
La incapacidad de los padres para hablar y hacerse cargo de esto ya está mostrando su daño. Y son muchas generaciones que lo han generado, a partir de lo cual, vemos las patologías en la sexualidad con sus perversiones y su daño. Su destructividad.
Es tiempo, si se consideran padres modernos y con la mente abierta, de ponerse en juego y hacerse cargo.
La sexualidad de ellos no está en sus manos. Pero si la posibilidad de que ellos sepan lo que es el disfrute y descubran el placer, de ellos mismos.
Que su incapacidad no le cueste caro a su hijo e hija.
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