La adolescencia.
Con padres adolescentes.
Escrito por Juan Cruz Cúneo.
Licenciado en Psicología.
Los tiempos se complican y las etapas se están superponiendo. Los tiempos se complican y las personas se están confundiendo. Porque las etapas estaban bien marcadas, por lo menos en las apariencias, que siempre engañaron. Hoy en día, todo se está mezclando y confundiendo. La adolescencia se superpone con los padres adolescentes y el despelote recién comienza.
Es difícil formar a alguien cuando uno está en plena formación de lo mismo. Se complica la consolidación de la autoridad y el modelo cuando uno está en pleno crecimiento y no tiene para aportar, porque lo necesita. Es angustiante y confuso dar lo que falta, y privar sin querer al que más lo necesita. La falta de cuidados personales está provocando generaciones enteras de personas adolescentes, sin referentes porque sus padres están en la misma etapa.
La adolescencia de ese adolescente es distinta a la de cualquiera porque está en un mundo donde los adultos están ausentes. Y solo quedan los ancianos y ellos, enredados en una etapa que los abarca, los incluye y los confunde. Y a esta ensalada le sumamos una salsa ácida en demasía, la adolescencia tardía de los mayores de cincuenta. Una confusión innecesaria, de los que no han vivido esa etapa, en su momento. Y ahora quieren pasar de los recuerdos a las experiencias, ignorando la mezcla y la descompensación que generan. Una alteración cuyo efecto lo paga, siempre, el más débil. El más pequeño.
La inmadurez de los que ya deberían estar maduros sale carísima. Y el costo lo pagan los que están por debajo de la escala generacional. Y la inmadurez de los que aún no están maduros, pero ya tienen a otros seres a su cargo, la pagan ambos con consecuencias para sus vidas y su futuro. Los cuidados necesarios deben ser a tiempo, sino la cadena de sucesos no termina nunca. Y después son dos adolescentes, madre e hija, discutiendo a la par, peleando hasta llegar a las manos y perdiendo lo poco que le quedaba de autoridad. Y la casa es tierra de nadie. Una tierra que entierra la vida de ese adolescente, que no podrá dejar esa etapa y pasar a la adultez, porque no tiene con quien.
Los padres adolescentes implican un riesgo del que deberían ser conscientes, porque ellos llevan en sus modelos los pasajes a las siguientes etapas de la vida. Sin las cuales, sus hijos, adolescentes, se pierden. Y pierden el rumbo, el sentido. Y la paridad los aplasta, generando rechazo, dolor, bronca y una rebelión que los desgasta.
Ellos piden que los padres dejen de ser adolescentes. Eso deberíamos entender, de sus palabras, de sus reclamos, de sus planteos.
Y el peor reflejo, hoy lo vemos, en su sexualidad. Estos adolescentes, de padres adolescentes, tienen una sexualidad muy mal manejada y poco alineada con la personalidad. Hacen cosas sin tener la real dimensión de las implicancias, y tienen vergüenzas que no encajan con las cosas que hacen. Una intimidad entramada y atrapada, una genitalidad infantil e intacta.
Con un lenguaje tremendo.
La adolescencia de padres adolescentes nos deja esta secuela.
Y pronto veremos crecer a sus hijos.
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