Uno se pregunta. A uno le han enseñado. Uno siempre ha pensado que la luz es el equilibrio. Pero parece que nos han mentido, o se equivocaron en la enseñanza. El manual no explica con confianza la existencia tan fuerte de lo oscuro. El equilibrio así visto es absurdo, tiene más relación con la oscuridad. Una fuerza que no existe si no está su opuesta. La luz sin la sombra no tiene a donde ir.
Siempre se han peleado las fuerzas opuestas. El Bien contra el Mal, la luz contra la oscuridad. Los fuertes contra los débiles. Los vivos contra los muertos. Pero en el medio de todo esto hay un secreto que, muchas veces, pasa desapercibido. Los opuestos se atraen. Como pasa con los imanes. Entonces la luz se siente atraída por las sombras. Sino ¿a dónde iría?
¿Quién tiene la fuerza? ¿Cuál es la verdadera fuerza en juego? A las sombras se supone que le tenemos miedo, pero en la luz son pocos los pasajeros. Un ser humano en penumbras, una raza oscura que no se atreve a dar ese paso. Ir hacia la luz. El túnel siempre es oscuro, la luz se encuentra al final. Porque transitar es recorrer las sombras. Porque llegar, implica haber traspasado. Hundirse un rato para poder volar. La luz está al final, porque el camino se hace entre las sombras.
La fuerza del aprendizaje, las claves de la enseñanza parece que están escondidas en las sombras. Para llegar, con la escoba, a limpiar las cañerías. Para que la salida sea una diferencia en la vida, la luz debe crecer de las sombras. ¿Qué falta cuando alguna falta? La respuesta es clara, falta la luz. Si no hay nada, quedamos a oscuras. Una nueva enseñanza que tal vez asombra, pero no es nueva en realidad. La vida es un transitar, lo que existe más allá es la muerte. El estado viviente, no es el que creemos. El estado que nos sobrevive es el estado cero. La Nada. Lo no viviente.
Una idea difícil de pensar. Una piedra en el zapato en un camino de años, sin poder descansar. Pensar que se pelea tanto para, simplemente, volver al estado original. Para volver atrás creyendo que siempre caminamos para adelante. Sólo se trata de retrasar lo inevitable. Aquello que se sabe, siempre llega. La oscuridad. Ahora el hombre, o la Humanidad, están tratando de encontrarle una vuelta. El asunto se complejiza y la vida se complica, entonces quieren hacer las cosas mas sencillas. Vivir en la oscuridad para no tener que hacer esfuerzos. Para no pelearla y ver que no pasa nada. Que siempre estamos en el mismo lugar.
No es perder las esperanzas. Pero para algunos esta vida cansa, entonces aceleran el trámite. Y hacen todo mal. Total, se llega al mismo punto. Pero no entienden el absurdo, no pueden ver más allá de la rueda. Que si bien al girar siempre pasa por el mismo lugar, cuantas más vueltas da, más garantías hay de no volver. Puede costar comprender estas palabras pero se salva quien más giros le de a la rueda, en este corto período, en esta corta secuencia. La comodidad es una trampa mortal, es enlentecer la rueda para que de menos cuenta del recorrido hecho. No es la ley del esfuerzo la que rige esta dinámica, es la ley de la causa, de las luces y las sombras.
La ley que se esconde detrás del Universo. La ley que es un secreto gravado en la célula.
Entender que la luz no tiene a donde ir si la sombra deja de existir.
Por ende no sería ella.
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