domingo, 5 de mayo de 2013

Los que se acuestan sin dormir. Alguien se va.




A quién engañan? La Humanidad está plagada de mentiras y escondidas. De una relación siempre alguien se enamora. De dos, uno siempre queda enganchado. Somos seres humanos, carenciados de afecto y necesitados de amor. Con ausencias por todos lados, con una Historia que no se queda al costado y que empieza facilitando, para terminar complicándolo todo.

De dos que se acuestan, uno amanece solitario. De dos que se han acurrucado, uno está siempre pensando cómo y cuándo se va a ir. No dejan de mentir, pero siempre esconden algo. Alguien se va temprano. Siempre antes de lo esperado. Y uno de ambos queda llorando, o extrañando, o necesitando más. Aunque esté todo claro y el arreglo haya sido con mutuo consentimiento, alguien está mintiendo, alguien no fue del todo claro.

De migas viven algunos. Los que no se animan a comer del plato. De esos encuentros esporádicos se siguen alimentando, mientras sus sueños se van marchitando. Porque los años pasan volando y ya no saben salirse del juego. Porque se siguen mintiendo, creyendo que han cambiado. Simplemente siguen rodando en esa calesita. Jugando a ser los más avivados. Nunca llegan a la sortija.

Alguien se va temprano. Siempre antes de lo esperado. Nunca alcanza el tiempo. Nunca estamos satisfechos. El vacío se derrite entre los dedos de una mano, mientras la otra sigue acariciando. Y una mente sigue pensando en los próximos cinco minutos. Otra vez una cama gigante para tres, con una sola alma rondando. De aquí para allá. Sin saber nada de él. Siendo castigada y burlada por su perfume que le acaricia los pies. Y la ata de pies y manos.

Era lo arreglado. Como dos amigos de años que siempre se estuvieron esperando. Y nunca les llegó el momento. Porque eran amigos en serio y ya son amantes soñados. Una relación no se lleva de la mano. Se juega a los dados, te toca cara o seca. Estas arriba o abajo. Sólo por un rato, porque el mundo se puede poner del revés. Con un simple tras pie.

La pasan bárbaro, mientras dura el polvo mágico. Se abrazan como si se amaran, juegan a dejar de ser extraños. Para darse lo que tanto han anhelado, y que no han alcanzado. Dormir con alguien a su lado. Pero el misterio pierde sus encantos cuando todo se ha explorado y las incertidumbres se han transformado. Y todo vuelve a la normalidad. La mentira queda atrás o nos lleva unos cuantos pasos. Se siente extraño saber que se pierde en un rato, mientras se cree estar ganando tanto. Una ilusión que vale las penas.

Por más que se haya arreglado. El encuentro cercano termina con la distancia. Cada uno a su casa, a seguir con su rutina. La cual creen que se termina en cada uno de estos encuentros. Pero el cordón los ata al viento y los hace flamear sin sentido. No saben manejar al destino, y quedarán atrapados en esta red de pesca arruinada.

Para luego pensar en casamiento. Como dejar atrás a aquellos que han compartido los peores momentos y que ahora son parte del olvido. De una historia plagada de amantes. Nadie sabe que se hace con tantos que no fueron nada.

La cama está manchada. Es una mezcla irreconocible de perfumes y cicatrices. De nombres sin nombres.

Y ni un apellido.

De los que se acuestan sin dormir, alguien amanece más temprano.





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