No les llama la atención que sean tantas las personas que sueñan “eso”. En otra época los hubieran encerrado y a mí me sacarían la matrícula profesional o me quemarían en la hoguera por brujo. Pero los sueños, sueños son. Por más que en otro artículo lo haya cuestionado. Porque son una ventana a otro mundo, si es que nos animamos a abrir la puerta.
Ya son muchos los que sueñan con seres que se han ido. Principalmente con parientes cercanos o amigos muy queridos. Son pocos cuando son desconocidos. Es muy intensa la experiencia, suele coincidir con momentos críticos, de dolor o mucha angustia.
Están muy lejos de la locura. Son personas normales que se caracterizan por una inmensa sensibilidad y una apertura de mente. Es desde el corazón que llega ese mensaje. Allí está la conexión que atraviesa los mundos y no corta el cordón que mantiene este vínculo. Lamentablemente a veces pensamos con la razón que no es la más indicada para estas ocasiones. Pues no prepara sus estructuras para entender procesos que se suceden más allá de lo que nos han enseñado. Pero, como dice la ciencia, a la experiencia me remito por más que no podamos repetir intencionalmente lo acontecido. Es imborrable la impronta de una visita en la noche. De esos sueños que no son mediocres, todo lo contrario, son intensos y coloridos.
Son esos sueños tan vividos, que una vez despiertos, nos quedan las sensaciones. Y los olores, del perfume, del tacto o la caricia. Inexplicable desde la clásica concepción del inconsciente o los psicoanalistas. Tampoco hay que preguntarle a un tarotista ni a un vidente, son experiencias corrientes por más que no las hablemos. Son sucesos personales que pueden ser compartidos, no descalificados ni desmentidos. Sería sobrestimar a la mente creerla capaz de semejante creación, y no es por subestimarla, pero no es la responsable de generar tantas emociones juntas.
Ya son muchos los que sueñan eso. Vívanlo en paz y duerman con armonía. Los seres queridos que ya no están siempre podrán ponerse en contacto.
Nada se pierde en este mundo. Todo se transformará.
Ya pronto uno será quien los visite a ellos.