Escrito por: Lic. Juan Cruz Cúneo
Corregido por: Lic. Nora Umpiérrez
Estás en lo alto.
Del mismísimo cielo.
Despliega tus alas
Aprende a ser un rey.
Están las llaves del cielo en tus manos ahora.
Veo los espíritus volar.
Atravesar el cielo celeste.
Es hora de gritar, hermano mío.
Tiempo de dejar las cadenas en el suelo.
Tanto has llorado las penas de este mundo.
Tu cuerpo esgrime los dolores de la injusticia.
Entre la adultes y la niñez
Aún no te decidías.
Tal vez te sirva entender;
No es una elección factible para quienes pueden volar alto.
Tu problema es la libertad.
Y dejar a todos en este mundo.
Tu dilema es amar.
O quedarte atrapado en las ilusiones del espejo.
Tu desafío es volar.
Y hacer de lo que eres; un oasis en el desierto.
Siempre esperaste un trampolín.
Y el amor ha golpeado otras puertas.
Creíste cualquier infamia.
Dichas por los peores fantasmas.
Ser y merecer son partes de tu destino.
Abre tus oídos.
Tu alma está por gritar.
Cansada de tanto vagar.
Por las dudas e indefiniciones.
Es tiempo, y no llores,
De comenzar a volar.
Mucho tiempo invertiste en un mundo con pocos colores.
La independencia suele ser el principio de la abundancia.
Donde las limitaciones escasean, la creatividad avanza.
Están tus potencialidades esperando.
Y el amor ya se acerca.
No esperes a ver todas las piezas
Para empezar el rompecabezas.
La caída no es una alternativa
Para quienes sus alas despliegan.
Los pies en la tierra no son tu camino.
Ni una alternativa, solo un suplicio.
No podes encarar el cambio
Pensando como un cangrejo.
Por tus venas corre sangre roja
La del fuego, de la grandeza.
Es un orgullo ser tu hermano,
Un amigo en cada vereda.
Donde los dolores respetan la sinceridad
De una mirada nunca ajena.
Nadie te engaña a esta altura,
Solo son tus dudas, esos viejos fantasmas.
Ancianos que deben comenzar a morir
Así dejan vivir las alas eternas.
En tu yo plagado de grandeza.
Es tiempo de ser libre.